viernes, 18 de septiembre de 2009

Respuesta a los artículos del Señor Manuel Loyola con respecto a mi artículo “La traición histórica de los dirigentes comunistas”.


X Fesal Chain


En primer lugar, agradezco realmente esta tribuna (G80) en la que se puede discutir de temas políticos de tanto interés para los militantes del partido comunista, para sus amigos y para todos quienes de alguna u otra manera les preocupa y les interesa la historia y la relación del partido con las fuerzas sociales de avanzada, con el movimiento de masas.

Ojalá hubiera sido posible dar este debate seriamente en el seno del partido, pero algunos hemos tenido que buscar y ganarnos otras tribunas, para en nombre de muchos y muchas plantear nuestras discrepancias.

El Sr. Loyola dice en su respuesta a mí artículo: “Fesal Chain resume bien una serie de dificultades que afectan a diversos simpatizantes o militantes comunistas o no comunistas que en el momento ven mal el acuerdo del Juntos Podemos con la Concertación.

En estricto rigor no resumo dificultades de simpatizantes y militantes del PC, sino que muestro el desarrollo del proceso de cambio de Políticas del Partido desde la Rebelión Popular de Masas, pasando a la Revolución Democrática hasta llegar la Política de Acuerdos y Apoyo a la Concertación, si se puede denominar así.
En segundo lugar no planteo una lógica moralista: traición, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua no es sino, en su primera acepción (Del lat. traditĭo, -ōnis): 1. f. Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener.
Cuando afirmó en el título, que los actuales dirigentes del partido han traicionado la historia del partido, me refiero simplemente que han quebrantado la fidelidad o lealtad a un principio fundamental de la política histórica del partido, que es que “por primera vez, independientemente de las Políticas estratégicas y que las consideremos válidas o no: (Vía Chilena, Rebelión Popular de Masas o Revolución Democrática), el partido comunista de Chile abandona la construcción de fuerza social y de autonomía política y programática de la izquierda, rompiendo con su tradición histórica y vocación de poder. Por primera vez en la historia del PC chileno desde 1912, se prioriza una alianza política con fuerzas antagónicas, desde un aparato del estado que no dirige…”

El resumen de mi artículo realizado por el Sr. Loyola de que “la apuesta electoral convenida con la Concertación es un error y que nada bueno resultará de ella pues proviene del espurio pacto de la traición, es decir, aún en el hipotético caso que se obtuvieran dos o más diputados por el JPM esto, al emanar de la traición, no tendría ningún valor” es absolutamente antojadizo.
Jamás he afirmado tal cosa. Lo que digo es que al observar que los acuerdos electorales se anulan a sí mismos, porque realmente no apuntan a obtener el logro tan agitado por los propios dirigentes de romper la excusión del partido en el escenario institucional de la democracia, uno puede concluir que estos acuerdos son más bien una justificación de una nueva alianza política estratégica, en suma de conformar un nuevo bloque hegemónico por los cambios juntos a las fuerzas concertacionistas de las que ayer nos declarábamos opositores, es decir, se configura un evidente giro gramsciano de derecha.

Finalmente en su primer artículo, el Sr. Loyola dice: “Chain debería proponerse averiguar con seriedad sociológica lo qué ha pasado en el PC en los últimos 4 años, una vez desaparecida Gladys”. A eso se refieren la totalidad de mis artículos en G80, especialmente los siguientes:
Respuesta a Fidel Castro a propósito de su artículo: Encuentro con la Presidenta de Chile Michelle Bachelet; La filosofía, la sociología y la izquierda burocrática-funcionaria; La derrota de la omisión; El derrumbe de la concertación y los comunistas en La Moneda; El por qué estamos en una coyuntura crítica, entre otros.

Invito al Sr. Loyola a leerlos y a observar la rigurosidad sociológica de ellos.

No voy a resumir estos artículos en el presente, pero apuntan a describir “lo qué ha pasado en el PC en los últimos 4 años, una vez desaparecida Gladys”, es decir, como la dirigencia de relevo de Gladys Marín ha dado un giro a la política del partido expresada por la Secretaria general. Pero eso no sería realmente un problema si fuera un giro táctico, ya que todos los comunistas o la gran mayoría estuvimos de acuerdo, por ejemplo, en el planteamiento de las condiciones de satisfacción de 5 puntos que los propios dirigentes exigieron a la concertación para votar en segunda vuelta por Michelle Bachelet.

En lo que nunca estuvimos de acuerdo muchos, fue que esto se transformara crecientemente en inoperancia electoral y a la vez que este giro “táctico” dejara de sostenerse en una Política estratégica de acumulación de fuerza social, de masas, entre los trabajadores, de construcción de un Programa antineoliberal y de ser seguir siendo oposición en los hechos a la concertación.
No bastaba y no basta establecer acuerdos y condiciones que nos permitan, por un parte hacernos valer y respetar en el mundo institucional del sistema de partidos y a su vez elegir representantes, si aquello, muy mal llevado, es una camisa de fuerza para continuar luchando contra la dominación democrática liberal expresada hoy por la concertación y formar efectivamente un bloque social y político por los cambios del sistema neoliberal y de la Constitución pinochetista.

Porque estaremos de acuerdo sociológicamente hablando, que las palabras, los discursos y las declaraciones son una cosa y los hechos son otras, por mucho que las primeras quieran configurar las segundas. Se habla de la lucha contra la exclusión y de que seguimos siendo oposición, o de la necesaria capacidad de interlocución de los comunistas en el sistema político, en su integración. Sin embargo hoy el término de la exclusión y la integración del partido y la cultura comunista se ha traducido en que los dirigentes comunistas van en lista parlamentaria dentro de la concertación y llaman a votar por candidatos de la concertación incluidos el presidencial, que no es sino, en la práctica apoyar el programa y las políticas de la concertación vía sus candidatos. Este camino realmente es una manera muy antojadiza de ser oposición y mantener, insisto, las políticas esenciales y estratégicas e históricas del partido.

Finalmente en el segundo artículo el Sr. Loyola dice en un último párrafo: “(que) Chain y seguramente varios más no sigan prisioneros de expresiones inconsistentes y circulares.
Como no hay moralismo pero sí ética en mis artículos (quien dice que las Ciencias Sociales deban carecer de ella), y análisis sociológico, tampoco hay inconsistencia y circularidad. Retomando el básico Diccionario de la RAE:

Según esta, consistencia. (De consistente). En su primera acepción es 1. f. Duración, estabilidad, solidez. Y con respecto al concepto de circularidad se refiere en su cuarta acepción a 4. adj. Dicho de un razonamiento o de una definición: Que relaciona dos elementos que se explican recíprocamente.

Mis argumentos son sólidos en tanto se refieren a hechos concretos, a resultados de los cuales extraigo ciertas conclusiones, estás últimas con las cuales el Sr. Loyola o cualquiera, todos los comunistas incluidos podrán estar o no de acuerdo, pero que se refieren a hechos concretos reales, al respecto, no puede haber discusión.

El giro de la política de Revolución Democrática del partido es un hecho político que se ha ido configurando desde el Documento de los 5 puntos de condición de apoyo a Michelle Bachelet, pasando por el Pacto por Omisión y la firma de un documento denominado "A veinte años del NO a Pinochet hay que reconstruir la esperanza", firmado por un sinnúmero de personeros de la concertación y dirigentes del Partido Comunista de Chile con fecha 7 de Octubre del 2008, hasta el actual pacto parlamentario y de apoyo a candidatos parlamentarios y Presidencial de la propia Concertación.

Finalmente el análisis al que se refiere el Sr. Loyola como la totalidad de los análisis anteriores, no son tautológicos, puesto que no relaciona fenómenos que se explican recíprocamente, El resumen del Sr. Loyola de mi articulo, sí realiza esa tautología, no el artículo mismo.

Porque diciéndolo de otro modo, la traición histórica no tiene relación con tener o no una política electoral, sino que se relaciona con que justificándose en una política electoral los dirigentes del partido han realizado un cambio estratégico de la política y posición del partido respecto a la concertación, al modelo económico y político que administra y al significado de su dominación.
Como le contesto al Sr. Iván Caro a propósito de su comentario de mi artículo en el Blog del Sr. Hernán Montecinos “…analizo la lucha electoral legítima de los comunistas como un operación fallida y tan mal hecha , que a mi juicio esconde la verdadera estrategia de sus dirigentes que es la de establecer un alianza política o un nuevo bloque hegemónico con la concertación,” al costo que fuere, incluido tener una oposición interna a la que no se le ha permitido disentir de ningún modo, grupos de militantes que se han retirado del partido y un sinnúmero de comités comunistas en la base y con fuerza comunal de militantes y no militantes activos, que no reconocen esta política errada.

Y sumado a estos costos internos, entregarle en bandeja a la derecha su rol opositor, al menos en el ámbito político y mostrarle al conjunto del pueblo que los comunistas no somos opositores a la Concertación, sino aliados estratégicos y que nos contentamos con un maquillaje socialdemócrata del sistema de dominación y que entonces no somos alternativa a nada. Frente a esto, un pueblo cansado de la mediocridad, corrupción y populismo concertacionista, votará derecha y será responsabilidad de la propia concertación y de los dirigentes comunistas actuales. Por que ese es el peligro de sostener una política errada y no otro.

Más nos valdría a los comunistas, militantes actualmente o no, dedicarnos a la construcción de una fuerza social, y he aquí la tesis que deberían sostener todos los disidentes a esta política errada, debemos reactualizar la Revolución democrática, equidistantes de una izquierda radicalizada o revolucionarista abstracta, como así también de una izquierda socialdemócrata, luchando entre aquellos sectores que no están en los registros electorales o que votan nulo o en blanco o que votaban por el JPM, en conjunto una mayoría abrumadora, de cerca de 6 millones de personas, para construir las bases sociales de un bloque hegemónico popular futuro, opositor al modelo y visiblemente alternativo a la concertación y a la derecha.

Andar perdiendo el tiempo y las energías, en las alturas coludidos con “los de arriba” y convocando a lo que el partido actualmente aspira, 400.000 electores y un par de diputados que no harán, y todos lo sabemos, ninguna diferencia en los quórums para la votación de leyes que permitan cambiar el actual estado de cosas en Chile, además de una traición histórica, es una irresponsabilidad política y permitirá por desgracia, sentar las bases de la desaparición del partido y de la solidificación de la dominación capitalista.


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