lunes, 12 de octubre de 2009

LA IZQUIERDA QUE YA NO SOMOS, pero que podríamos ser


X Fesal Chain


La derrota de la izquierda chilena es tan abismante que no hemos sido capaces de construir, después de la caída del muro, al menos los dos pivotes fundamentales que toda fuerza política debe desarrollar para, a lo menos, tener alguna posibilidad de conducción de la sociedad en su conjunto: La construcción de un conocimiento nuevo del mundo social y la construcción de una fuerza y una plataforma social desde donde emplazar ese conocimiento. Y esto en una relación que no puede ser sino dialéctica, puesto que el conocimiento es social.

Hoy la izquierda esta profundamente discapacitada para pensar las cuestiones estratégicas de la sociedad chilena y somos, como no, el hazmerreír de la burguesía financiera y meros “ayudistas” de la causa socialdemócrata.

Cuando observamos en los foros que el discurso del candidato de la izquierda histórica es más bien literario y disgregado, en el sentido de sólo prefigurar “un sueño” y a lo más describir un programa muy general, pienso en la década de los 80.

En esa década a la par que teníamos un sinnúmero de instituciones del pensamiento fuertemente arraigadas en el mundo social, es decir donde hacíamos carne eso de que los partidos de la izquierda debían ser “intelectuales orgánicos”, y a la vez que manteníamos relaciones productivas con el mundo de los socialismos existentes, éramos capaces de discutir y plasmar en estudios serios un sinnúmero de temas estratégicos, que apuntaban ni mas ni menos que a la capacidad de la izquierda de conducir e interpretar a los sujetos sociales populares.

No solamente realizábamos análisis de la situación política nacional, como estudios de coyuntura, sino que progresivamente nos acercábamos con un instrumental teórico y conceptual en plena lucha contra la dictadura, a entender el capitalismo y su dominación política y la necesaria estructuración de la fuerza social a partir de los sujetos que podíamos descubrir y emplazar, no solamente en los territorios políticos y sociales sino además en la reflexión profunda y siempre fecunda que nacía de esa práctica.

Y es que cuando escribo críticamente sobre la realidad de la izquierda chilena, lo hago desde esa matriz de pensamiento. Pienso en una fuerza política y social capaz de ofrecerle a Chile algo más que la Comuna de París, la Revolución rusa, la cubana, la nicaragüense o los modelos del socialismo del siglo XXI.

Pienso en una izquierda capacitada para preguntarse sobre el tipo de capitalismo que tenemos en específico, los procesos evidentes de modernización implementados, los nuevos sujetos sociales. Pienso en una izquierda capaz de preguntarse sobre si la matriz de lucha de clases por si sola, construye sociedades capaces de desarrollar relaciones sociales acorde al desarrollo ampliado de las fuerzas productivas, de una democracia socialista y participativa, de una integración social donde lo popular y lo nacional tengan un acoplamiento estructural.

Pienso en una izquierda capaz de tener una concepción nueva del desarrollo científico técnico, una concepción moderna de derechos humanos y sociales, de la conjunción entre desarrollo de la productividad, distribución e intercambio y la calidad de vida.

Y esto que escribo, no es un problema de genialidades particulares o de mera voluntad aún cuando también pase por aquello. Jaime Guzmán es hijo de la victoria de la burguesía financiera y la derecha es hija de Guzmán, Ricardo Lagos es hijo de la victoria de la socialdemocracia y la concertación hija de Ricardo Lagos. Los nuestros, los mejores, murieron como también murió un tipo de izquierda y no murió por muerte natural.

Y nadie me podría decir que soy socialdemócrata, pero Ricardo Lagos y la izquierda concertacionista han pensado al respecto, no nos gustan sus propuestas filo-liberales, pero no somos capaces de discutirles en serio y contra fundamentarles realmente. Esa es la razón de que la concertación es el 53% y nosotros el 5%, entre otras. NO somos capaces de discutirle a Jaime Guzmán y a Ricardo Lagos simultáneamente y con propuestas serias además atraer fuerza social para emplazar una estrategia de desarrollo nacional y popular para Chile, ESE ES EL PROBLEMA. Cuando tenemos el problema, tenemos el 50% resuelto.

Sería presuntuoso responder al problema de una perspectiva meramente intelectual e individual, porque como ya lo he afirmado antes, el conocimiento es social, es una construcción colectiva, de grupos, estratos, clases y producto de la fuerza y capacidad de ese mundo social por imponer y seducir con sus prácticas y propuestas y no desde la mera protesta.

Pero a mi modo de entender, la izquierda como fuerza política en ciernes y como identidad de miles hoy debe cumplir al menos ciertos requisitos o dar ciertos pasos para reconstruirse, después de la debacle del socialismo real y de la imposición y dominio de un capital financiero globalizado a escala planetaria con nuevos administradores también planetarios:

En primer lugar: RIGOR, es necesario ir a las fuentes del marxismo, estudiar, leer, reflexionar. Descubrir a la vez en el post marxismo, especialmente de la izquierda antiglobalización algunos elementos fundamentales para entender el capitalismo global y los nuevos actores sociales.

En segundo lugar: Ser capaces de ganar la lucha teórica de clases al interior de la izquierda histórica y socialdemócrata, justamente con propuestas complejas al nivel de la complejidad de la dominación del capital y de la existencia de nuevos actores, desplazando a los mediocres dirigentes y a los oportunistas que se mueven por intereses personales y no por objetivos sociales y a aquellos que creyendo hacen un propuesta estratégica, lo único que realizan es una subsumisión al modelo socialdemócrata.

Tercero: No repetir los errores prácticos y teóricos de los socialismos reales, entre otras cosas un estalinismo que a pesar de haber desarrollado las fuerzas productivas, no logró proponer ni estabilizar un modelo de igualdad en libertad y un modelo de participación popular en el programa socialista.

Cuarto: Desarrollar una propuesta de democracia socialista en donde el hombre y la mujer, los ciudadanos, los trabajadores y lo que están marginados de la ciudadanía y del mundo laboral formal, tengan un papel preponderante en cualquier programa político de desarrollo. No es difícil pensar como en las comunas y en los territorios sociales, políticos y locales los propios sujetos pueden ser no meramente beneficiarios de políticas sino ejecutores de ellas.

Quinto: Ser un alternativa de desarrollo social y científico técnico superior al modelo neoliberal. Es cuestión de pensar y remodelar no meramente los fondos públicos y aportes indirectos al área, sino desarrollar un modelo integral de economía donde la inversión en tecnología, tanto en pensamiento como en equipos, herramientas y máquinas que hacen máquinas, tenga un rol más que preponderante. Allí sin entrar en detalles, se pueden justamente acoplar los sistemas educativos, de salud, la producción y utilidades del cobre, por ejemplo.

Sexto: A la vez que vamos construyendo pensamiento autónomo de calidad debemos acumular fuerza política y social para emplazar la propuesta. Hoy estamos en un período de desarrollo en que la generación del 60, en la izquierda sistémica y lo que queda de la antisistémica, fracasará irremediablemente. Y esto por una cuestión básica, tanto el modelo socialdemócrata, como aquellos que se están desde el PC adosados a ese modelo, no han logrado pensar una matriz de desarrollo económico y político que progresivamente le de solución a los problemas estratégicos e infraestructurales del capitalismo financiero chileno.

Por ejemplo. Un tema más que sensible para una izquierda que tiene como derrotero la lucha contra la desigualdad es la pobreza. No es tan es cierto que la pobreza ha disminuido, puesto que la medición de ella aún se hace con los parámetros correspondientes al PIB de 1990-1994. El PIB actualmente se ha cuadruplicado desde 1990 (32. 982 Mm. US$) al 2009 (135,773 Mm. US$). Las mediciones de pobreza se realizan con el índice de los 70 dólares Per cápita para familias promedio de 4.4 personas. Si solamente duplicamos el ingreso promedio mínimo para salir de la pobreza y establecemos que dejan de ser pobres las familias que ganan sobre 360.000 mil pesos (140 dólares Per cápita) y no sobre los 200.000 mil con los que se realiza hoy la medición, tendremos una pobreza del 30% del total de la población y no el 13,7 % de las cifras oficiales. Es decir del orden de los 4 millones de pobres, con el agravante de que los actuales pobres son más pobres que ayer, es decir que hay una mayor distancia entre los pobres y los ricos o dicho de otra manera, hay una desigualdad mayor en la repartición de la riqueza según el Índice de Gini.

Es cuestión de detenernos en desestructurar el discurso sobre la pobreza para darnos cuenta que una cosa son los discurso y las mediciones y otra la realidad real, pero no basta con tener superioridad conceptual sino no somos capaces de ratificar nuestra vocación de estar con los de abajo y no meramente mirarlos desde el parlamento o desde el estado o de estudios en las alturas. Por eso es necesario también crear institucionalidad desde lo popular, aún cuando esos hombres y mujeres estén desencantados de la izquierda. El desencanto se rompe actuando con ellos y desde ellos.

Por eso un elemento constitutivo de todo y un prerrequisito fundamental para una izquierda mínimamente seria y equidistante de la socialdemócrata y de los comunistas adosados a ella, es que debemos volver a juntarnos, desarrollar organización social y cultural en la base, aliarnos al pueblo pobre de 4 millones de personas, desarrollar institucionalidad popular. Debemos regenerar el tejido social y recomenzar a ver y a acompañar a realidad social “in situ” de los sujetos de la dominación del capital financiero.

Finalmente frente aun discurso un tanto reiterado del mundo de la izquierda, anti intelectualidad anti reflexión, algunas aclaraciones: Reflexionar y hablar desde la reflexión, también es una acción y la izquierda con su permanente llamado a la unidad y organización en 36 años no se detenido a PENSAR para ACTUAR. Mucho ACTUAR sin PENSAR. Entre otras cosas se habla de lo que no existe. Arrate el candidato de la izquierda histórica siempre repite que ha habido grandes avances. Según los estudios serios y críticos de la utilización de indicadores, esto no es así. Es un ejemplo de que la izquierda parlotea, es decir repite la propaganda socialdemócrata y no se detiene a PENSAR en profundidad y por tanto no puede ACTUAR en consecuencia.

Si hay avances entonces nos aliamos a la socialdemocracia, ¿Y si realmente esos avances no existen y se ha construido una sociedad capitalista a ultranza con los mismos pobres de siempre y con grandes desigualdades entre los más ricos y los más pobres? Entonces ¿Nos aliamos de todas maneras? Con esto no acuso al Sr. Arrate de superficial, sino de pertenecer a una tradición de a izquierda que se ha alejado del pensamiento crítico.

De mi punto de vista entender todo esto es clave. Que la izquierda si es que puede, de una vez por todas PIENSE para ACTUAR y entienda y descubra el tipo de capitalismo que tenemos realmente, a los nuevos sujetos sociales y como emplazarse con ellos y el rol de los intelectuales críticos y del conocimiento en este proceso.

Un obrerismo abstracto, que sólo promueve al mundo sindical y una acción desde las alturas parlamentarias y del estado, lo único que construirá será un mayor abismo real y conceptual entre la izquierda histórica y el pueblo y un acercamiento a una socialdemocracia inoperante, ignorante de las determinaciones del capital o más bien administradora del capital, de la pobreza y de las desigualdades.

Esta es una descripción de la izquierda que no somos, pero que podríamos llegar a ser si comprendemos el momento histórico, económico, social y político de las mayorías bajo el yugo del capital financiero y de sus viejos y nuevos administradores. De no hacerlo, a comprender el momento estratégico en que nos encontramos y en que se encuentra el pueblo pobre, aunque duela, estaremos ad portas del definitivo dominio del capital sobre cualquier proyecto de liberación.

No hay comentarios: