domingo, 4 de octubre de 2009

Los Héroes están fatigados y Marco Enríquez-Ominami Gumucio también


x Fesal Chain

Este no es un texto propiamente político, aunque roza lo político. Acabo de terminar de ver el documental de Marco Enríquez-Ominami, "Los Héroes están fatigados" que realizó bajo el gobierno de Ricardo Lagos. El documental es bueno, especialmente las entrevistas a Oscar Guillermo Garretón , a Enrique Correa, a José Joaquín Brunner, la no entrevista a Lagos y la abortada entrevista a su familia y amigos presentes en una comida en la casa de sus padres.

Realmente el documental es descarnado, no tanto por las interpretaciones y acotaciones de Enríquez-Ominami con respecto a la izquierda liberal en su conjunto, o por su intento permanente por mostrarse y parecer muy determinado por la figura de su padre biológico, sino especialmente por aquello, que a ojo de buen sociólogo, es lo que no dice, no muestra y no logra el mismo creador hacer consciente, como un protagonista más de su propio documental.

El hombre es inteligente, no cabe duda, pero también es un producto humano de su capital cultural y financiero y del grupo social al que pertenece. Se acerca a todos los protagonistas a excepción de Lagos, como una especie de sobrino regalón, al que hay que abrirle las puertas de las oficinas o de las casas, porque "nobleza obliga", como le vamos a cerrar las puertas al hijo de la Manuela, de Carlos y del propio Miguel.

En la comida en su casa, más allá de ser mal tratado por su entorno, cosa muy típica de las familias de la pequeña burguesía frente al hijo rebelde y crítico, lo que muestra Enríquez Ominami es el miedo de los Pseudo opositores a la concertación. Miedo a ser vistos en la intimidad de su opiniones. Pero digo pseudos, porque ellos mismos saben que más allá de su críticas ácidas, han participado y han sido co-gestores del régimen que critican. Lo que probablemente les molesta en demasía, es que no han sido los protagonistas que quisieron ser, dándole un a impronta o elan mas izquierdista al conglomerado.

Son sobretodo Anti-Lagos, a pesar de que Carlos Ominami, optó por ser prácticamente el delfín de Lagos en algún momento de la historia, pero fue defenestrado por el laguismo, vía Eugenio Tironi, "el traidor" como el mismo Ominami lo nombra en una entrevista.

Es que son la izquierda exquisita de la que tan bien hablaba T. Wolfe en su libro del mismo nombre, refiriéndose a la izquierda norteamericana, a la New Left, tan exquisita como aquella representada por The Clinic y por el mismo Enríquez Ominami.

Que Ricardo Lagos no lo haya querido recibir, no es síntoma de la soberbia o del temor de Lagos como se quiere hacer ver en el documental. Es más bien el ninguneo de Ricardo Lagos al niñito bien que quiere mearle la sopa. El mismo ninguneo de Luisa Durán al referirse a su candidatura, no basta claro está hacer documentales y haber estudiado filosofía para querer ser Presidente de la República. Agrego yo, que no basta ser hijo de la izquierda exquisita para serlo, aunque evidentemente eso da muchas posibilidades y un piso que no tendría ninguno de ustedes, como simples mortales, probablemente hijos del rigor clasemediero o proletario.

Las miradas de Garretón y Brunner, son hasta ingenuas frente al entrevistador, se desnudan completamente como lo que son, unos pragmáticos de tomo y lomo, líderes y representantes de lo más granado de la izquierda liberal chilena. El Mapu. A mi juicio , lejos el más brillante de todos es Correa, tiene argumentos sólidos para defender su postura, fundamentarla y agitarla. Tiene resultados probados y una inteligencia que raya en la genialidad. Deja claramente en su lugar a Enríquez-Ominami. No lo maltrata ni le falta el respeto, sólo separa aguas, se pone en su propio lugar, como el intelectual orgánico más potente de la socialdemocracia triunfante.

Los otros dos son hasta cretinos, es decir de una niñería insoportable y de una defensa mediocre de sus posturas. Lo que no es más que su incapacidad cognitiva para tener mejores argumentos,. Allí Enríquez-Ominami se solaza.

La conversación con una anónima asesora de Lagos por teléfono, no muestra solamente el bajo nivel intelectual de la asesora en cuestión, sino también la falta de ética de Enríquez-Ominami al hacer pública una conversación privada, al más estilo Ricardo Claro y su radio Kioto.

La conversación con su padre Carlos, se asemeja más bien a una enseñanza del maestro de Kung-Fu al pequeño saltamontes, y al parecer dio grandes resultados. Su padre está en el comando presidencial y cualquiera con dos dedos de frente, podrá suponer que no como figura decorativa, sino como un asesor estratégico, y no es menor que Max Marambio, un empresario tan pragmático actualmente, como tan revolucionario fue junto a Garretón, sea su jefe de campaña.

El hombre es inteligente y muestra de manera descarnada, lo que denominamos los sociólogos simple y llanamente los mecanismos de poder político y económico. Figuras amorales y pragmáticas, herramientas de gestión, negociación y optimización de utilidades tanto económicas como propiamente políticas, nada más, y claro está, las muestra con la experticia del que pertenece al mismo grupo social al que critica.

Hay una frase de Enríquez-Ominami en una parte del documental, muy interesante, donde al describir la asunción al poder de Allende, nos dice: "En 1970 después de 160 años de democracia liberal, orquestada por una oligarquía todopoderosa, la Unidad Popular lleva al poder a Salvador Allende, un presidente socialista, que por primera vez en la historia de Chile, propone transformar la sociedad con el fin de reducir las desigualdades...".

Sin entrar en analizar la descripción de los objetivos de la UP por parte del documentalista, hay en esa frase una cuestión central: él se refiere a la democracia liberal y a una oligarquía todopoderosa. Al mismo tiempo que nos retrata muy desnudamente, en sus entrevistas, conversaciones y acotaciones a una izquierda liberal muy integrada a esta oligarquía todopoderosa, y a otra menos integrada, más bien en la mesa del pellejo de Lagos, Correa, Garretón y Brunner. Su postura se muestra así, equidistante, lejana a ambos grupos, como el mismo dice, no acepta el menú del banquete de estos señores. En el propio documental, reafirmando esto último, trata de mostrarse cercano a la gente de la calle, anotando o memorizando sus demandas.

Sin embargo, han pasado algunos años y Marco Enríquez-Ominami está de candidato. Y hoy estos señores, de aquella izquierda liberal exquisita que él tan duramente denostó en su documental, no los laguistas claro está, pero si los de la mesa del pellejo, lo acompañan en su candidatura, junto a algunos jóvenes derechistas como Fontaine y todos juntos van no a La Moneda aún, pero si a la mesa mayor del CEP a presentar sus propuestas.

Marco Enríquez-Ominami, con su inteligencia y perspicacia, pero atrapado entre la izquierda liberal de tíos y amigos de sus padres y en la pelea no menor con los liberales de izquierda de fuste y alto vuelo, nunca pudo hacer realidad el sueño que intentaba prefigurar en su película. Se quedo ahí, a medio camino, entre Tongoy y Los Vilos, junto a Marambio , Ominami y Fontaine y algunos jóvenes díscolos que tienen más emociones que cabeza.

Es cierto y te lo digo con respeto Marco, los héroes están fatigados, lo mostraste claramente en tu película, pero a pesar de que segundas partes nunca han sido buenas, tú, al terminar el documental de 20 o 23 minutos, también como parte del elenco, has mostrado en los 20 minutos restantes, que también te fatigaste, o acaso siempre estuviste cansado. Marco, los héroes están fatigados y tú aunque no lo sepas ver, por estar demasiado adentro, también.

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