miércoles, 16 de junio de 2010

POR LA RECUPERACION DE LOS COMUNISTAS PARA LOS TRABAJADORES Y PARA CHILE



x Fesal Chain, sociólogo.

Si en este esfuerzo perdemos, bueno así será, pero no perdamos antes de comenzar, pues nada ha comenzado realmente y sé lo que les digo, hasta hoy no hemos sido más que meras respuestas reactivas y esfuerzos disgregados. El único arrepentimiento que no es posible tener, es aquel que nace de lo que no hemos hecho. La única derrota que no es posible aceptar,es aquella que nace de lo no somos capaces de hacer.


La lucha electoral y la estrategia comunista-socialdemócrata

La lucha electoral recién pasada, demostró la justeza de mi análisis. Sin lugar a dudas fui el único que afirmó con total exactitud y con muchísima antelación, la magnitud de la derrota concertacionista y la magnitud de la victoria de la derecha chilena. Al respecto es cuestión de revisar la totalidad de mis artículos políticos, pero especialmente el análisis electoral realizado para este mismo medio (http://g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=4592), que logra pronosticar con un año de antelación, sin error estadístico significativo, el resultado final de la elección.

Por otra parte, la totalidad de mis artículos que analizaron la errada estrategia de la dirigencia del Partido Comunista en las elecciones, demostró la justeza de mi crítica. Finalmente los dirigentes del partido, con la justificación de la exclusión política y vía pactos, cambiaron la política de alianzas y por su intermedio la estrategia del Partido en su conjunto. Transformaron al partido en una fuerza socialdemócrata, subsumida en el camino de derrota de la concertación, de la que hoy difícilmente saldrán, ya sea porque quedaron atrapados en la tesis actualizada del frente antifascista (todos contra la derecha) o porque no lo desean.

De nada sirven los diputados obtenidos ni las palabras exitistas de la dirigencia Teillierista, lo que importa para la totalidad de los militantes, ex militantes y amigos y amigas del Partido Comunista de Chile son los porfiados hechos: Que pasamos, sin solución de continuidad y dirigidos subrepticiamente, de ser un partido profundamente crítico de la concertación y de la derecha, pequeño, pero creíble y con capacidad potencial de constituir o ser parte de una tercera fuerza social y política en Chile, a ser un mero partido parlamentario, sin verdadero arraigo en los grupos y clases subalternas, satélite de la socialdemocracia liberal concertacionista, perdiendo la preciada credibilidad, y la capacidad de dirección del nuevo proletariado chileno y de los sectores marginados de la “modernización” concertacionista de los últimos 20 años.

Cuando se haga el balance de la historia reciente del partido post dirigencia de Gladys Marín, se podrá decir que Teillier, Carmona, Hugo Gutierrez y la dirigencia socialdemócrata comunista, sentaron las bases de una derrota que pudo llegar a ser estratégica para el pensamiento y la acción del comunismo chileno en aras de las transformaciones que la sociedad chilena requiere. Sin embargo, creo que si consideramos las condiciones objetivas del estado de la lucha de clases en Chile, aún existe la posibilidad de que esta derrota pueda ser revertida.


Marco Enríquez y la tercera vía

Cuando personalmente llamé a votar por Marco Enríquez Ominami en la primera vuelta presidencial, lo que estaba observando era la posibilidad cierta de derrotar a la concertación y a la derecha y el camino absolutamente equivocado tomado por la dirigencia comunista chilena frente a la contienda electoral. La cuestión se planteaba de la siguiente manera: por una parte, cómo era posible que el comunismo chileno, profundamente crítico del modelo de desarrollo concertacionista, tomara el camino de la conciliación y alianza con la propia concertación y por otra, que no fuera capaz de potenciar la tercera fuerza, que si bien no era totalmente de izquierda, a todas luces era más progresista que la propia concertación y con alta probabilidad de ganarle en primera vuelta al freismo y detener además a la derecha chilena en segunda vuelta. En cualquier caso ese era el camino correcto, pero también no podemos confundir ese camino y esas alianzas con lo sustancial, como los dirigentes socialdemócratas del partido lo confundieron o lo diseñaron.

Si por una parte, quedó muy claro que estamos frente a una dirigencia comunista que definitivamente no quiere construir partido ni alternativa popular de transformación, sino que a partir de su derrotismo histórico y por unos cupos parlamentarios irrisorios, sólo han configurado un partido a la cola de la socialdemocracia liberal concertacionista, que pacta con la derecha en la mantención del binominal y del modelo de mercado a ultranza, con ciertas reformas, también debemos ser capaces de asumir que una política de alianzas de una izquierda real y de los sectores progresistas, no puede ni debe configurar nunca una apuesta programática y organizativa.


Unidad de los comunistas históricos

De esta manera afirmo que más allá de las coyunturas electorales, ha llegado la hora de que todos los comunistas que han disentido profundamente de la política socialdemócrata de los actuales dirigentes, logremos unirnos y tener un diagnóstico común y una acción política sino de alto impacto inmediato, al menos lúcida y con capacidad de reorganización y de lanzabilidad de un nuevo proyecto socialista y progresista para Chile. Y que nuestras capacidades analíticas y organizativas nos permitan recuperar a la totalidad o a la gran mayoría de los comunistas para el pueblo de Chile.

Este es un llamado claro y preciso, a los compañeros de los Comités Comunistas, del Colectivo Luis Emilio Recabarren y a todos y todas las compañeras comunistas de distintas organizaciones sociales y culturales, sindicales y vecinales, tanto al interior como fuera del partido, que de una manera o de otra se sienten profundamente traicionados por la actual dirigencia, para realizar un salto cualitativo de nuestra disidencia a la propuesta, de manera autónoma, tanto de las alternativas organizativas socialdemócratas concertacionistas como de la izquierda radical anticomunista, y convocar a un mega encuentro de los comunistas chilenos y situarnos en el sistema político chileno como uno de los ejes fundamentales de una alternativa real al sistema de dominación del capital financiero y como representantes y organizadores de los trabajadores manuales e intelectuales de Chile.

No es menor que quienes están en profundo desacuerdo al interior del partido transparenten de una vez por todas sus posiciones, es necesario para avanzar hacia una alternativa popular y nacional, despercudiéndonos de la concertación como cultura del mal menor.

Que se rían todos y todas las que quieran, es un buen indicio, que los funcionarios y burócratas del partido consideren este artículo y llamado como algo fuera de la realidad o sin capacidad mayor de convocatoria, que me denosten o traten de desacreditarme y descalificarme en todos los aspectos que deseen. No tengo miedo y tampoco estoy para llorar sobre la leche derramada. Ya no quiero arrastrar las cadenas del desconsuelo y de la verdadera exclusión social y política a la que he estado expuesto hace décadas junto a millones. Tampoco deseo para mis camaradas la vida que llevan, llena de restricciones materiales, culturales y espirituales y sobretodo lo anterior, ya no deseo que mi pueblo deambule como fantasma ignorante por la tierra chilena, comprando viejas recetas de una felicidad concertacionista o aliancista que se escurre entre los dedos de la mano como arena de playa.

Es necesario hacer un esfuerzo concreto, desde nuestras debilidades, pero también desde nuestras fortalezas y oportunidades. No basta con estar presente en múltiples organizaciones y participando desde la cultura, el sindicato o las organizaciones territoriales y funcionales en la vida política y social de Chile. No basta. No basta participar de los poderes comunales o alinearse en las coyunturas electorales. No basta. Debemos unirnos definitivamente, debemos demostrar que somos mayoría los que estamos fuera de la táctica y estrategia del contubernio con los socialdemócratas de la concertación. Debemos ser capaces de conversar, de discutir, de llegar a acuerdos, de construir la unidad de los comunistas. Los análisis están, los diagnósticos existen, cuestión de estudiarlos y ponerlos en la mesa. Lo que falta son las ganas, la decisión de juntarnos bajo nuestro propio cielo, bajo nuestro propio sol, sin confundir las alianzas presentes o futuras con nuestra organización real y nuestro programa, sin confundir nuestras apreciaciones a nivel internacional con lo esencial, el de comenzar a reconstruir al Comunismo del siglo XXI como un eje insustituible de la alternativa socialista y progresista para Chile.

El socialismo posible, las clases y grupos que requieren representación y conducción

Porque el socialismo y un nuevo modelo de desarrollo es posible, en la medida que existe y se reproducen el proletariado industrial, minero, agrícola y de servicios. El nuevo proletariado intelectual que no requiere subordinarse a medios de producción ajenos. El de los trabajadores intermitentes, temporeros(as), quienes no alcanzan a constituir plenamente el salario; las etnias, los campesinos pobres, los inmigrantes, las mujeres,la tercera edad y los jubilados, los jóvenes de la primera y segunda juventud. Y los micro y pequeños empresarios, siempre sujetos a los vaivenes de un mercado cruel y construido a la medida de los grandes intereses transnacionales y de los grupos económicos.

Y porque somos parte de esa enorme mayoría de chilenos y chilenas, es que necesitamos un partido que nos represente y organice, que nos interprete en nuestras intereses sociales y políticos más sentidos e imperiosos, de manera completamente autónoma de la derecha chilena y sobretodo de la socialdemocracia liberal concertacionista.

Si en este esfuerzo perdemos, bueno así será, pero no perdamos antes de comenzar, pues nada ha comenzado realmente y sé lo que les digo, hasta hoy no hemos sido más que meras respuestas reactivas y esfuerzos disgregados. El único arrepentimiento que no es posible tener es aquel que nace de lo que no hemos hecho. La única derrota que no es posible aceptar es aquella que nace de lo no somos capaces de hacer.

Pongámonos a disposición sin distinciones de ningún tipo, para aunar a los comunistas de Chile, desde las viejas generaciones, las que conocieron a Recabarren y Lafferte, que lucharon junto a Luis Corvalán y Volodia Teitelboim, como aquellas que lucharon junto a las direcciones que fueron diezmadas por el pinochetismo y junto a Gladys, pasando por la heroica e inteligente generación del 80 y las actuales generaciones nacidas en una democracia tutelada, y que saben estamos frente a un fraude mayor respecto a nuestras capacidades, a nuestra herencia social y política, a nuestros ideales. Y sobretodo frente a un fraude a las esperanzas conscientes o no de las amplias mayorías, que requieren cambios urgentes para prosperar materialmente y participar como protagonistas de la vida política, cultural, social y económica de nuestro país. Seamos capaces de convocar con verdadera pasión tanto a aquellos aún en el Partido, como a aquellos que estando afuera se consideran parte de la gran cultura comunista de Chile.

Y me permito para finalizar esta breve carta citar a quien fuera uno de mis maestros en la política chilena, el sociólogo y revolucionario chileno, Nelson Gutierrez: “La sociedad chilena y las fuerzas políticas del centro y la derecha son alianzas políticas sin grandes proyectos de futuro, sin utopías y para quienes el capitalismo y el libre mercado constituyen la estación final de la historia. (...) Solo la emergencia de una tercera fuerza, de una nueva alianza de clases y fuerza social, de una izquierda del siglo XXI, podrá incorporar dinamismo a un sistema político institucional ya agotado...”

Adelante, a recuperar a los comunistas para los trabajadores y para Chile. Adelante, a construir la alternativa socialista y progresista para Chile.

No hay comentarios: